Y los muchachos de Luis Guillón concretaron el anhelo que nació casi el mismo día que les tocó bajar: volvieron a ser de primera. Atrás quedó una marca de 14-0 en la temporada regular, para llegar a la definición con el también ascendido Kbras, a quien había derrotado en dos oportunidades este año. Y en la serie final se repitió la tónica con dos victorias en las que la juventud y el estado físico de los campeones fueron determinantes para quebrar la resistencia del oponente, que jugó a lo que sabe y dio todo, pero no le alcanzó.
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